Juego al despiste con mi corazón.
Hago que no te recuerdo y meneo la cabeza para agitar mis pensamientos.
Juego a algo que nunca te expliqué y que aun haciéndolo, no comprenderías.
No negaría mis deseos ni mis sueños. Nuca alzaría las manos para intentar coger al vuelo tus besos. Porque sé que es imposible. Que alguien como tú no puede estar encerrado en una jaula, ni aunque los barrotes sean brazos. Y mucho menos siendo los míos.
Y mientras tanto hago puñados con las hojas que se caen del otoño, de mi otoño.