
A todas las madres del mundo.
A esas verdaderas heroínas que son capaces de hacer lo que no está escrito por su hijos.
Esas mujeres que ponen el planeta del revés solo para secar las lagrimas de sus niños.
Las que mecen a sus bebés pensando que no puede haber nada mejor en la vida.
Las que nos guardan los secretos y nos entienden hasta tal punto que no logramos comprender muchas veces.
A las que imitamos de pequeños y evitamos a veces de mayores.
Las faldas a las que de críos nos pegábamos y de las que huímos de mayores, cuando nos dicen verdades como puños que muchas veces no queremos oir.
A todas ellas, que sacrificaron una parte de su vida para mantener con salud la nuestra.
A las que nos dieron la vida.
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