
No sabemos qué es la felicidad. Es un concepto que va cambiando con el paso del tiempo. Se transforma dependiendo de nuestra vida y se convierte en sueños hechos realidad o en cosas tan sencillas como saborear un helado de avellana y nata.
Cuando somos pequeños, la felicidad es que tu madre te deje comprarte una bolsa llena de gominolas o que te deje jugar con tus amigos una hora más antes de irte a cenar.
Probablemente te sentías el niño más infeliz del mundo cuando no te compraban el juguete más vendido de todos los tiempos y llorabas como un descosido porque para tí era lo más importante.
Cuando creces y ves a un niño llorando porque su madre no le compra gominolas, sonríes. Y piensas que ya quisieras para tí, tener ese concepto de felicidad que tienen los niños.
¿Os imaginais que con todas las preocupaciones del paro, de llegar a fin de mes con un sueldo bajo, de independizarte, casarte, tener hijos, criarlos...lo único que nos hiciera felices fuese comprarnos un helado, quedarnos un rato más jugando o ver la tele antes de irnos a cama? ¿Os imaginais que esas fuesen nuestras únicas preocupaciones?
La verdad, sería estupendo. Yo quiero volver a la felicidad de mi infancia y poder decir "quiero un helado" y no tener que pedir siempre "quiero un trabajo".
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